Entrevista al artista colombiano Juan Pablo Baene por Alejandro Múnera Ramírez – Sin Borde Podcast

Bienvenidos a este nuevo episodio de Sin Borde Podcast, un proyecto que se interesa por construir un estado del arte de artistas latinoamericanos que desarrollan su trabajo en la ciudad de Nueva York. Hoy hablamos con el artista colombiano Juan Pablo Baene, con estudios de pregrado en la Universidad Jorge Tadeo Lozano de Colombia y estudios de posgrado en la Universidad de Barcelona, España.
El dibujo como primer lenguaje
Alejandro Múnera: Juan Pablo, bienvenido. Muchísimas gracias por estar con nosotros hoy y por aceptar esta invitación.
Juan Pablo Baene: Gracias por invitarme. Muchas gracias a ti.
AM: Para comenzar, me gustaría que nos contaras cómo fue tu primer acercamiento al mundo del arte. ¿Qué fue eso que hizo que te interesaras por el arte?
JPB: Yo creo que desde chiquito, desde muy niño. Pintar era el lugar donde me sentía bien, donde encontraba algo que me salía bien. Soy disléxico, y siempre estuve muy metido en libros, imágenes, arte. Se me dificultaba mucho leer y escribir, pero mi mamá encontró una manera creativa de ayudarme: me metió a clases de pintura con una vecina psicóloga que estaba terminando sus estudios. Ahí, entre dibujos y palabras, empecé a leer.
Ella me contaba que yo, con cinco años, llegaba hablando de Leonardo da Vinci. Yo ni sabía bien quién era, pero lo mencionaba. Desde pequeño dije: “quiero ser pintor”, y ahora lo entiendo: no se trata solo de una profesión, sino de una forma de vida. El arte es algo de lo que uno no puede renunciar. Ser artista es como ser pez: no puedes dejar de nadar.



AM: Me gustaría que nos contaras un poco sobre tu experiencia en Nueva York. ¿Cómo llegaste a esta ciudad y cómo sientes que la ciudad ha afectado tu trabajo?
JPB: Llegué a Nueva York hace doce años, con mi esposa y mi hija. Antes vivíamos en Barcelona, donde nació nuestra hija. Pero la crisis del 2009 nos golpeó duro, y en 2011-2012 ya no era sostenible seguir allá. Tuvimos que decidir: ¿Colombia o Estados Unidos? Elegimos Nueva York porque aquí estaba la familia de mi esposa.
Me costó adaptarme. La ciudad te golpea fuerte, pero también ofrece muchas posibilidades. Curiosamente, estando acá, comenzaron a surgir más proyectos en España. Ya no era el artista colombiano en España, sino el artista colombiano en Nueva York. Eso cambia cómo te ven.
Nueva York es un lugar donde todo puede pasar. Es una ciudad dura, pero llena de oportunidades. Como artista, te permite estar cerca del arte, de otros artistas, de instituciones. Todo está al alcance. Aquí, la gente no se sorprende de nada. Por ejemplo, en una cena con una ONG en la que trabajo, me tocó sentarme al lado de Jeff Koons. ¡Jeff Koons en mi mesa! Para mí fue increíble, aunque mi esposa, que es neoyorquina, lo tomó como algo normal. Eso pasa acá.


Monstruos, híbridos y otras formas de ternura
AM: Hablemos ahora un poco de tu obra. Tú empezaste pintando, pero ahora tu trabajo parece girar mucho en torno al dibujo. Hay una presencia muy fuerte de lo monstruoso, lo híbrido… ¿nos puedes hablar de eso?
JPB: Estudié pintura y ese es el lente con el que veo el mundo. Incluso cuando hago dibujo o escultura, siempre lo hago desde la perspectiva de la pintura. Mi obra está poblada por monstruos, robots, pájaros, híbridos… elementos que voy tomando de distintos lugares. La pintura tiene una historia caníbal, se alimenta de sí misma y de todo lo que la rodea.
Yo siempre estoy pensando en imágenes. Recojo materiales visuales constantemente: fotos, recortes, carpetas digitales. Luego llego al taller, me aburro a propósito, dejo que aparezca el deseo de dibujar. Dibujo mucho, sin pensar, hasta que las imágenes empiezan a hablar entre sí. Ahí descubro que un pequeño dibujo es parte de un mundo más grande. Es un proceso intuitivo, inconsciente, donde el error también es parte fundamental.
AM: Has trabajado también en proyectos editoriales. ¿Nos puedes contar un poco sobre eso?
JPB: Un amigo que trabaja en la Universidad de San Diego me invitó a ilustrar un cuento infantil basado en la historia real de una mujer migrante. Era una historia dura, pero contada de manera poética, con metáforas como las estrellas fugaces. Lo ilustré con mucho cariño y salió precioso. Lastimosamente, se publicó justo al inicio de la pandemia y solo se imprimieron algunas copias. Aun así, es un proyecto que me encantaría ver circular más ampliamente.



Dibujo diario, cuadernos vivos
AM: Ahora quiero volver a algo que mencionaste antes: el dibujo como una práctica constante. ¿En qué momento esos dibujos se convierten en obra?
JPB: Para mí, todo es obra. No creo en una jerarquía entre lo que es o no es digno de ser considerado “obra”. Todo forma parte del proceso. Tengo cuadernos de dibujo desde que era niño. Siempre llevo uno conmigo: uno pequeño de bolsillo y otro más grande en la maleta. Es una necesidad vital. Mi mente necesita estar caliente, como un horno. Si se enfría, cuesta volver a encenderla. Dibujar es como echar leña.

AM: Quisiera tocar ahora el tema de la migración. ¿Cómo ha influenciado tu experiencia migratoria en tu obra?
JPB: Mucho. Migrar te obliga a reinventarte constantemente. El artista también vive así: buscando caminos, enfrentando incertidumbres. Migrar te hace flexible, te enseña a adaptarte, a aprender nuevas formas. Yo veo muchos paralelismos entre el artista y el migrante. Ambos están siempre en tránsito, en búsqueda, excavando más y más hondo.
Vidas paralelas: vivir del arte, vivir con arte
AM: Hablemos de las vidas paralelas del artista. Por un lado está la obra, y por otro la vida cotidiana: pagar cuentas, sostenerse… ¿cómo manejas esa doble dimensión?
JPB: Yo intento que todo pase por el filtro del arte. Desde hace años decidí trabajar solo en cosas relacionadas con el arte. En España reduje las horas de trabajo que no estaban conectadas al arte. Y aunque eso significaba menos dinero, me hacía más feliz. En Nueva York las oportunidades son distintas, y he podido dedicarme de lleno a lo artístico: enseño arte a niños, adolescentes, a veces en universidades. Si soy un pez, quiero estar en el agua. Si soy artista, quiero estar donde se piensa en arte.
AM: ¿En qué estás trabajando ahora? ¿Qué proyectos vienen para ti?
JPB: Estoy trabajando en una serie de dibujos inspirados en un grabado de Goya de la serie Los Caprichos. También estoy obsesionado con los pájaros. A medio plazo, estoy desarrollando un libro infantil, y a largo plazo quiero llevar mis dibujos al terreno de lo tridimensional: objetos, ropa, elementos del día a día. Me gusta la idea de que el arte circule de maneras diversas. No quiero que mis dibujos se queden guardados en cajas. Quiero que salgan al mundo.
Mi obra tiene que ver con el amor, con la conexión entre personas, con contar historias que toquen algo humano. Muchas veces aparece lo espacial, lo extraterrestre, lo desconocido. La ciencia ficción es una gran fuente de inspiración para mí. Me interesa lo que no funciona del todo, lo que parece pero no es. Y mis personajes son eso: híbridos frágiles, hechos de partes que no encajan, pero que juntos tienen un corazón.
AM: Juan Pablo, muchísimas gracias por esta conversación tan generosa. Sin Borde es tu casa.
JPB: Gracias a ti por la invitación y por interesarte en mi trabajo. Fue un gusto estar aquí.

Entrevista en You Tube del artista colombiano Juan Pablo Baene
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